Didgeridoo o Yidaki es un instrumento de viento de origen australiano
(
uno de los instrumentos mas
antiguo del planeta
). Nosotros lo construimos actualmente de diversos tipos de madera y también de madera
reconstituida,
trabajado tanto en su interior como exterior hasta llegar a espesores de
10 a 25 milímetros (proceso que demora 2 meses y medio), se encuentran afinados en
diversos tonos, la
embocadura entre 2 a 3,5 centímetros posee un baño de tres capas de cera de abeja
natural, su altura varía entre 1,2 a 2,2 metros de
largo. Instrumentos profesionales y de por vida. (con funda incluida).
El
didjeridu, o didgeridoo, también llamado yidaki
en uno de sus muchos
nombres aborígenes, es un
instrumento aborigen australiano
originario de las
tribus de la región de Kimberley y de la Tierra de Arnhem (noroeste y
norte de Australia, respectivamente). Es una rama de una variedad de
eucalipto vaciada naturalmente por las termitas, de entre 1 y 1,75 metros,
y de cuatro a diez centímetros de diámetro. El intérprete sopla en el instrumento de forma parecida a la de
una trompeta. Para la decoración del didjeridu puede haber pintados y sin
pintar. Tradicionalmente, las pinturas representan a seres y símbolos en
la historia de los antepasados de los aborígenes.
Se toca como solista o con otros
instrumentos como acompañamiento de canciones y danzas. También tiene
una gran importancia en ceremonias, e incluso hay una variante especial
para ceremonias, el Yurlunggur, de entre 2 y 2,5 metros. Es la pieza
básica en la mayoría de las tribus de sus regiones de origen.
El sonido continuo del instrumento, sin interrupciones para tomar aire, es
una de las características más destacadas. Generalmente, al respirar, se
mantiene el sonido usando el aire residual que no se encuentra en los
pulmones. Esta técnica, llamada
RESPIRACION CIRCULAR
, hace que las
mejillas actúen como un fuelle.
Históricamente, el origen del didjeridu se sitúa en torno a hace unos 40
mil años. Se han encontrado dibujos de hombres tocando instrumentos que
parecen ser
didjeridoos en pinturas rupestres de cuevas del norte de
Australia
halladas en expediciones de los años 40.
Sin embargo, los aborígenes,
al hablar del origen del didjeridu en sus leyendas, se remontan mucho más
allá de hace mil años, llegando hasta la Era de los Sueños, el tiempo
de los antepasados que crearon el mundo.
Mitos y Leyendas del Didjeridu:
Hay varias
leyendas que revelan el significado del didjeridu para los aborígenes del
norte de Australia. Hay que tener en cuenta que la cultura aborigen tiene
unos 40.000 años y es una cultura de nómades cazadores.
El didgeridoo es considerado un símbolo fálico y un instrumento
masculino, prohibiéndose en algunas áreas tocarlo por mujeres. Según
una leyenda, si una mujer toca el didjeridu, dará a luz gemelos. Tratándose
de un pueblo de nómadas cazadores, habría una boca extra que alimentar,
y habría que matar a uno de los niños, y de esta creencia podría venir
la prohibición.
El
didgeridoo también se asocia con mitos de la creación
. Cuentan los
aborígenes que en el principio de los tiempos,
Yurlunggur
, la Serpiente
Arcoíris, tomó parte en la creación del mundo, y deslizándose a través
de la tierra creó los cauces de los ríos. Así, el yurlunggur, un
didjeridu de unos 2,5 metros usado sólo para ceremonias representaría a
la
Serpiente Arcoíris
.
Hay otro mito que relaciona al
didgeridoo con la creación
. En el
principio, el Gran Espíritu Balame creó al hombre y a la mujer, y a
cambio se les encomendó la tarea de crear a los animales dándoles forma
con el canto o tocando el didjeridu.
El propio didjeridu es considerado por los aborígenes creado hace mucho
tiempo. Según cuentan, tres hombres acampaban en una fría noche. Uno de
los hombres le dijo a otro que pusiera un tronco en el fuego que se estaba
apagando. Así que el hombre se levantó y tomó una rama que le pareció
muy liviana. Miró y vio que las termitas la habían ahuecado, y que éstas
cubrían la rama por fuera. No sabía qué hacer, porque si tiraba la rama
al fuego las termitas morirían, pero sus compañeros le insistían para
que lo hiciera, ya que tenían frío. Así que fue recogiendo
cuidadosamente todas las termitas que había y depositándolas en el
interior de la rama. Cuando terminó, se llevó a los labios uno de los
extremos de la rama, y sopló para sacar a las termitas. Un estremecedor
zumbido sonó, y las termitas que fueron lanzadas al cielo se convirtieron
en las estrellas. Y así fue creado el primer didjeridu.
Pero quizás la más hermosa historia que se cuenta sobre el didjeridu sea
ésta que nos narra Francis Firebrace:
Según los europeos, nosotros, los indígenas de mi país,
Australia, llegamos a esta tierra hace unos cuarenta mil años. Pero
nosotros sabemos que llevamos aquí desde el principio de los tiempos.
Somos la cultura actual más antigua de la Tierra. Y tenemos el
instrumento más antiguo, el que nosotros llamamos yidaki, y ustedes
llaman didjeridu. Este instrumento es una rama de un árbol que las
termitas han vaciado. Cuando la rama muere y cae al suelo, cortamos los
extremos y así fabricamos el didjeridu.
La historia que les voy a contar proviene del norte de Australia. Yidaki
el guerrero volvía a casa un día de una cacería con un canguro sobre
sus hombros. De camino tomó una rama muerta que había en el suelo. Miró
un extremo y vio la luz del sol por el otro, y se dio cuenta de que había
muchas termitas en su interior. Así que sopló por un extremo para sacar
las termitas e hizo un sonido.
Al guerrero le gustó el sonido. Descubrió que respirando por la nariz a
la vez que echaba aire por la boca circularmente podía crear ritmos y
otros muchos sonidos.
El guerrero se llevó la rama hueca, se la mostró a la gente de la tribu
y tocó para ellos. Y les gustó el sonido, y pintaron la rama con ocre, y
bailaron el corroboree siguiendo su ritmo. Y durante el resto de sus días,
el guerrero enseñó a otros hombres la técnica de la respiración
circular, y este simple instrumento se hizo popular y se convirtió en
parte de su cultura. Y se usó en ceremonias, danzas y curaciones.
Cuando el guerrero murió, su espíritu dejó su cuerpo y entró en la
rama hueca que llaman didjderidu. Y si escuchas en un lugar silencioso
poniendo un extremo del didjeridu en tu oído, podes oír a Yidaki tocando
su instrumento. Y los aborígenes del norte de Australia creen que, como
dentro del didjeridu está el espíritu de un hombre, es un instrumento
para hombres y las mujeres no deberían tocarlo.
Algunos de nuestros modelos de Didgeridoos
Otra leyenda dice que en el Tiempo de Sueños había una tribu de aborígenes
que era visitada con frecuencia por un gigante. El gigante se había
acostumbrado a raptar las mujeres de la tribu. Un día dos mujeres
pudieron liberarse del gigante y volvieron a la tribu. Los ancianos
idearon una trampa: cavaron un pozo y lo cubrieron con ramas y hojas.
Cuando el gigante volvió, los hombres de la tribu utilizaron a las dos
mujeres como señuelo colocándolas detrás del pozo. El gigante se
abalanzó sobre las mujeres y cayó en el pozo. Los hombres de la tribu le
clavaron sus lanzas, hasta que su aspecto era semejante a un puerco espín.
Sintió un dolor tan intenso que se dobló sobre sí mismo y sopló en su
pene. Y se oyó un sonido maravilloso. Los hombres de la tribu estaban tan
fascinados que lo imitaron, pero no lograron ningún sonido. Entonces se
internaron en la selva, tomaron un tronco de eucalipto ahuecado por las
termitas y soplaron en él. Así lograron el mismo sonido que el gigante.
Había nacido el didjeridu, y desde entonces fue utilizado por los hombres
de la tribu para acompañar el relato de historias, en los ritos y en las
danzas. En el comienzo de los tiempos un grupo de aborígenes australianos estaba
buscando leña para hacer fuego. Encontraron ramas de diferentes tipos,
entre ellas también de eucalipto. Cuando hubieron juntado suficiente
madera, volvieron al campamento y comenzaron con los preparativos para
hacer el fuego y cocinar los alimentos. Durante estas tareas oyeron
sorpresivamente un sonido muy particular. Llenos de miedo interrumpieron
sus quehaceres, pues pensaron que podía tratarse de espíritus malignos.
Pero los sonidos eran buenos y agradables, y eran los espíritus del
viento que soplaban en un tronco de eucalipto ahuecado por las termitas.
Ellos los imitaron, y en corto tiempo también lograron sonidos
semejantes. Esta tradición sigue hasta nuestros días, cuando tocan el
didjeridu para acompañar sus ritos y cuando toman contacto con los espíritus
de sus antepasados.
Si escuchas este instrumento, no sólo entrará por tus oídos, sino que
además abrirá tu corazón y tu espíritu.
Mitos relacionados con la creación del mundo (aborígenes australianos):
La creación y ordenación del mundo tuvo lugar en un periodo mitológico y
sobrenatural, conocido como «Alchera», Dreaming o Dreamtime, cuya
traducción literal es «Tiempo del Sueño». En este tiempo mágico, la
Tierra tomó forma y la vida surgió en ella. En la mayor parte de las
leyendas que hablan del Dreaming, se relatan los viajes de los espíritus
ancestrales, llamados Wondjina, que crearon el mundo tal y como lo
conocemos, con sus ríos y sus rocas, las estrellas y dieron vida al ser
humano, a las plantas y a los animales. Posteriormente, durante el Dreamtime, estos
espíritus, viajaron libremente por Australia y después de transmitir a
los seres humanos los conocimientos necesarios para su supervivencia y para
el mantenimiento del orden establecido, los Wondjina desaparecieron dentro
de la Tierra y habitan en las formas del mundo natural que crearon: rocas,
pájaros, ríos, etc...
En la mayoría de estos mitos, la Tierra surgió de la materia
preexistente y el paisaje fue paulatinamente transformado por la acción
de unas criaturas con forma parecida a la de gigantes serpientes. Estas «serpientes»
fueron levantando, horadando y retorciendo, el terreno existente, y a
medida que lo hacían iban configurando el paisaje actual. Estos seres
ancestrales, que dieron forma a la Tierra, surgieron de la propia Tierra.
Posteriormente dedicamos un epígrafe al mito de la «Madre Serpiente»
Al «Tiempo del Sueño», también se puede entrar en el presente mediante la
práctica de ciertos rituales, utilizando tótems. Así, la conservación
de los mitos y la práctica de los rituales se mantiene en cierto modo, la
continuidad de este tiempo sobrenatural, tan importante en la mitología
aborigen, y garantiza también la continuidad de la vida.
La Serpiente Arco Iris o la Madre Serpiente (Rainbow Serpent)
Uno de los mitos de creación más extendidos y conocidos entre los aborígenes
australianos es el de la «Madre Serpiente», también llamada «Serpiente
Arco Iris». Esta divinidad ancestral es la personificación de la
fertilidad, la diosa de la lluvia y tiene poderes para dar vida. Según
cuenta la leyenda, al principio la Tierra era un espacio vacío y llano,
en cuyo interior descansaba la «Gran Madre Serpiente» que permaneció en
un profundo sueño durante muchísimo tiempo. Repentinamente se despertó
y atravesó por el interior de la Tierra hasta llegar a la desierta
superficie. Comenzó a recorrer la Tierra y, a medida que avanzaba, tal
era su poder, que provocó una gran lluvia, formándose lagos, ríos y
pozos de agua. Cada sitio que visitó lo nutrió con la leche de sus
pechos rebosantes, haciéndolo fértil y una frondosa vegetación creció
en la Tierra. Grandes árboles con frutos de muchos colores y formas
brotaron de la tierra.
La diosa introdujo su nariz en el suelo, levantando cadenas montañosas y
abriendo profundos valles, mientras que otras partes las dejó lisas y
desiertas. La «Madre Serpiente» regresó entonces a la Tierra y despertó
a los animales, a los reptiles y a los pájaros que poblaron por vez
primera la Tierra, y finalmente creó a los peces. Por último, según
cuenta la leyenda, la diosa extrajo de las entrañas de la propia Tierra a
la última de las criaturas, el ser humano. De la «Madre Serpiente» los
seres humanos aprendieron a vivir en paz y armonía con todos las
criaturas de la creación, ya que eran sus primos espirituales. Además,
la diosa enseñó al hombre la vida tribal, a compartir y tomar de la
Tierra solamente aquellos bienes que necesitasen, respetando y honrando a
la Naturaleza.
Según esta leyenda, gracias a la «Diosa Serpiente», hombres y mujeres
aprendieron a convivir como hermanos con la naturaleza y también
aprendieron que cada elemento había sido colocado por la diosa en
equilibrio. El ser humano entendió que su papel era el de guardián y
protector de ese equilibrio y que debía transmitir este conocimiento de
generación en generación. Antes de desaparecer, la «Madre Serpiente»
advirtió que si el hombre abusaba y mataba por placer o por gula,
encontraría al culpable y le castigaría.
En algunas variantes de este mito, la «Madre
Serpiente», llamada «Madre Eingana» vivía, y aún vive, en el «Tiempo
del Sueño», de donde regresa en algunas ocasiones para crear más vida.
Yhi, la diosa creadora de los karraur
En la mitología de los karraur, Yhi es una divinidad de primer orden, ya que
es la diosa creadora. Según cuenta una leyenda de estos aborígenes
australianos, la diosa permanecía dormida en el «Tiempo del Sueño»
antes de la creación de nuestro mundo, en un lugar pacífico y de montañas
tranquilas.
Un susurro repentino desveló a la diosa que dio un gran bostezo y abrió
sus ojos, inundando al mundo con nueva luz. Yhi descendió a esta nueva
Tierra iluminada por su luz, recorriéndola de este a oeste y de norte a
sur. A medida que la diosa caminaba, las plantas brotaban bajo sus pies y
no descansó hasta que hubo recorrido cada centímetro de tierra y todo
quedó cubierto por un manto verde. Cuando terminó, la diosa fue a
descansar y mientras contemplaba su reciente creación, se percató de que
las plantas no podían moverse y en aquel momento le apeteció ver algo
que pudiese agitarse graciosamente.
Con la idea de crear estas nuevas criaturas, la diosa descendió a la Tierra y
tuvo que enfrentarse a unos espíritus malignos que intentaron acabar con
su vida. La diosa, más poderosa y fuerte, derrotó a estos espíritus y
la calidez de la diosa se mezcló con la oscuridad, surgiendo unas
diminutas formas de vida que empezaron a moverse por allí. Esas formas de
vida se transformaron en danzarinas mariposas, juguetonas abejas y otros
insectos que comenzaron a revolotear en torno a la diosa. Pero en este
mundo luminoso y vivo, aún había cuevas oscuras y heladas; sobre ellas
la diosa esparció también su mágica luz y en el interior de las cuevas
formó agua. Pronto vio como aparecían nuevas criaturas: peces y lagartos
que se deslizaban por el agua. La diosa había derrotado definitivamente a
la oscuridad y el nuevo mundo se llenó de pájaros y animales que
poblaron la Tierra, llenándola de vida.
Podemos apuntar una serie de rasgos comunes entre tanta diversidad de
mitos, como que en la mayoría de dichos relatos, la creación tiene lugar
en un período mítico, llamado «Dreamtime» («Tiempo del Sueño»), en
el cual habitan los espíritus ancestrales encargados de la creación.
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